La endiablada
en medio del desierto
le hace señas al padre
con máscara colorida
salvaje de cuernos y brillos
le llama la atención al sacerdote,
pero la respuesta cariñosa tarda
menos tarda el daño
menos tarda la carencia...
La endiablada danza
la máscara le otorga el respiro
que le falta en estas soledades,
pero danza
seca y llena de lágrimas.
El padre desde lejos
levanta el dedo
no para bendecir,
sino para entonar
el cántico corrosivo
oda-definición
de la sagrada familia.
A la endiablada le crecen los cuernos
en cada estrofa
el infierno se apaga
con sus escupos enrabiados
de saber que colorida y en medio de la nada
tampoco la ve.