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sábado, 14 de junio de 2014

Sobre el hedor

La saliva que nos acercamos a escupos demenciales, la orina que fluyó de desenfreno, el río que sale, el oleaje que sale violento mezcla de sangre endometrial, bilis, jugos gástricos, la pus de mi rabia que te comparto, porque tú me la das también, la otra sangre del dolor yo, que lamo tus heridas y me lleno de tus infecciones, tú, que succionas mi boca con tal fuerza que te llevas mi acidez estomacal, yo, que derramo sobre ti el ácido sulfúrico del que el padre y la madre me llenaron el corazón, tú, que me golpeas con la saña que le guardas a dios y su séquito de violadores. Hay olores de uso público el de las papas fritas, de tierra húmeda hay otro, único, personal e intransferible.

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